La Veracidad es una cualidad que debe formarse
desde muy temprano en el niño y que como toda cualidad puede
trabajarse en todos los momentos de la actividad de este, ya sea en
el centro infantil como en el hogar.
El poeta romano Horacio, refiriéndose
a la veracidad, considera verosímil aquello que nos parece
verdadero según el patrón establecido por los mitos
clásicos, que son la expresión jerarquizada de los valores
sociales. Es válido este planteamiento de Horacio en lo referido
a que la veracidad se rige por normas y valores establecidos socialmente,
por lo tanto, es susceptible de ser educada, enseñada a nuestros
niños.
Si bien proponemos actividades pedagógicas
con este objetivo es necesario que el educador conozca que estas no
bastan; sino que debe aprovechar todas las oportunidades que la vida
cotidiana ofrece al niño en el centro infantil, para enseñarlo
a ser veraz y a que conozca que la veracidad nos ayuda a vivir en
paz con las demás personas.
Resulta de mucho interés el
trabajo encaminado a lograr que los niños digan la verdad en
aquellas situaciones que así lo requieran. Se tendrá
cuidado de no confundir la fantasía con la falta de veracidad
y evitar el crear situaciones que impidan el desarrollo de la fantasía,
que es una característica del pensamiento infantil. El trabajo
debe partir de aquellas situaciones en que es importante decir la
verdad, en esto el ejemplo del adulto desempeña un papel fundamental.
Nunca se debe mentir a los niños, siempre se darán respuestas
lógicas y reales que favorezcan la imitación y la comprensión
de porqué se debe decir la verdad.
Por ejemplo, si se pregunta qué
hicieron el fin de semana, lo importante es que se refieran a lo que
hicieron realmente, aunque el cuento lleve un poco de fantasía,
pues aún en ellos lo fantástico y lo real se interrelacionan
y complementan. Todo lo que el niño dice es muy importante
para él, por lo que se escuchará y no se regañará
cuando exprese sus fantasías: El niño está aprendiendo
a expresar lo que piensa.
Hay situaciones que requieren que
el niño diga la verdad, por ejemplo, cuando le preguntamos,
¿quién rompió un juguete? o ¿quién
gana una competencia? En estos casos se debe tener cuidado al manejar
situaciones en que decir la verdad implique la desaprobación
del adulto.
Esta cualidad se puede trabajar mediante
conversaciones, cuentos, narraciones, dramatizaciones, títeres,
etc.
La obtención de logros será
con un trabajo paciente y dedicado, teniendo siempre el cuidado de
no hacer exigencias por encima de sus posibilidades. Se debe tener
presente que algunas mentiras intrascendentes son normales en las
conductas de los niños, aunque éstas no se deben estimular.
Resulta muy útil el estímulo a los niños cuando
dicen la verdad, y orientar a los padres para que mantengan una actitud
consecuente hacia sus hijos en este sentido.
Visita: http://www.youtube.com/watch?v=Ng5NeRr7n0A